Madrid, España.- La presidenta de la Comisión de Pueblos Indígenas y Afrodescendientes del Parlamento Centroamericana (PARLACEN), diputada dominicana Namibia Angola Didiez, declaró aquí que trabajan para contribuir y promover acciones dirigidas a incentivar la vigencia y respeto de los derechos humanos de estos pueblos, tras asegurar que “el racismo es una herida histórica aún abierta contra las personas afrodescendientes en Centroamérica”.
Al participar en 11 Foro Parlamentario AFROMADRID 2025, celebrado en el Congreso del Senado, de esta nación europea, Didiez dijo, asimismo, que esa comisión propicia la erradicación de la discriminación y el racismo “y promueve la naturaleza de la sociedad multiétnica y pluricultural de nuestra región”.
Además -prosiguió diciendo-, velar por la inclusión de estas comunidades en las políticas públicas, como lo manda el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Declaración sobre los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes, Ístmica e Insular del Parlacen, promoviendo un mayor conocimiento y respeto de la diversidad de la herencia y la cultura de los afrodescendientes y de su contribución al desarrollo de las sociedades.
Resaltó, durante su intervención en el evento, que el racismo es una herida histórica aún abierta contra las personas afrodescendientes en Centroamérica, “el cual no es un fenómeno reciente ni aislado”.
“El racismo es una herencia estructural de los siglos de esclavitud y colonización, que marcaron profundamente nuestras sociedades, y aunque formalmente abolido, continúa reproduciéndose en los sistemas educativos, en los medios de comunicación, en la representación política y en las estructuras económicas”, afirmó.
Sostuvo que se trata de un racismo muchas veces silencioso, institucionalizado y cotidiano, “que niega derechos, oportunidades y reconocimiento”.
La también presidenta del Partido Demócrata Popular (PDP) resaltó en ese sentido, que aún hoy, las personas afrodescendientes enfrentan estigmas, exclusión social y desigualdad de acceso a servicios básicos, “y de manera más sutil, son víctimas de una narrativa que intenta borrar o minimizar su aporte histórico a la construcción de nuestras naciones”.
“En nuestras comunidades, vemos cómo esta discriminación se traduce en datos y en rostros: familias afrodescendientes que viven en condiciones de pobreza estructural; mujeres y jóvenes que, pese a su talento, enfrentan techos invisibles en el acceso al empleo digno y a la educación superior; niños y niñas que crecen escuchando chistes o comentarios que normalizan la exclusión”, dijo.
Entiende que aunque existen avances en materia de derechos humanos, los prejuicios raciales aún se interponen como barreras para el pleno ejercicio de la ciudadanía.
Manifestó que desde el Parlamento Centroamericano que tiene su sede en Guatemala, a lo largo de los años se han impulsado acciones concretas, como la Declaración para construir la Agenda Regional de los Derechos de los Pueblos Indígenas y Afrodescendientes.
También citó la iniciativa de apoyo al Año Internacional de los Pueblos Afrodescendientes proclamado por las Naciones Unidas en 2011, y la Declaración de derechos a estos pueblos del 2018, que exhorta a los Estados del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA)a ratificar y aplicar los convenios internacionales en materia de derechos colectivos y culturales.




