TEGUCIGALPA — Las reclusas de la mayor cárcel de mujeres de Honduras llevaban semanas quejándose de que las integrantes de una pandilla las estaban amenazando. Según las autoridades, la banda cumplió el martes con amenazas y asesinó a 41 mujeres, muchas ellas quemadas, tiroteadas o apuñaladas.
La presidenta hondureña, Xiomara Castro, afirmó que el motín en la localidad de Támara, unos 50 kilómetros al noroeste de Tegucigalpa, fue “planificado por maras a vista y paciencia de autoridades de seguridad”.
Castro se comprometió a tomar “medidas drásticas”, pero no explicó cómo las reclusas identificadas como miembros de la pandilla Barrio 18 pueden introducir armas y machetes en la prisión, o cambiar libremente a un bloque de celdas contiguo y masacrar a todas las presas que allí se encontraron.
Los videos difundidos por el gobierno desde el interior de la prisión exhibieron varias pistolas y muchos machetes y otras armas blancas encontradas tras el motín. Sandra Rodríguez Vargas, comisionada adjunta ante la Comisión Interventora de Centros Penales, dijo que los atacantes “desalojaron” a los guardias del centro -ninguno parecía haber resultado herido- hacia las 8 de la mañana del martes y, a continuación, abrieron las puertas de un bloque de celdas contiguo y comenzaron a asesinar a las internas. Provocaron un incendio que dejó las paredes de las celdas ennegrecidas y las letras reducidas a retorcidos montones de metal.