Los Ángeles. EE.UU.- Los niños saben que insultar está mal. A los preadolescentes se les informa acerca de los peligros del bullying y de publicar material de contenido sexual en las redes sociales: no solo es inaceptable, probablemente es ilegal.
Pero las celebridades que incurren en ese tipo de comportamientos captan la atención mundial. El twit más popular del presidente Donald Trump es uno en el que finge agredir a un periodista de CNN. Rob Kardashian, personaje de reality TV, estuvo en el candelero la semana pasada tras hablar pestes de su exprometida en Instagram en una serie de publicaciones tan explícitas que su cuenta fue clausurada. Pero siguió su andanada en Twitter, donde tiene más de 7,6 millones de seguidores.
Si bien el interés de la gente en los comportamientos malos no es nada nuevo, las redes sociales han creado nuevas plataformas para hacer manifestaciones carentes de todo decoro, que luego son compartidas. Y los expertos dicen que esto está afectando la forma en que se relaciona la gente en la vida real.
“Con el tiempo, las actitudes y los comportamientos que hoy nos preocupan en las redes sociales se van a trasladar al mundo físico”, pronosticó Karen North, psicóloga y directora del Programa de Medios Sociales Digitales de la Universidad del Sur de California. “Se supone que debemos aprender a ser gentiles y civiles en la sociedad. Pero lo que tenemos ahora es una situación en la que una cantidad de gente que debe ser modelo para los demás actúa de la forma contraria. Y al ver eso, terminamos identificándonos, y nuestras propias actitudes y comportamientos cambian”.
Catherine Steiner-Adair, psicóloga y autora de “The Big Disconect: Protecting Childhood and Family Relationships in the Digital Age” (El gran dilema: Cómo proteger la infancia y las relaciones familiares en la era digital), dijo que ya percibe los efectos.
Indicó que en todo el país los estudiantes se preguntan por qué se le permite a las celebridades y a los líderes políticos insultar e incurrir en actitudes por las cuales ellos serían castigados.
En algunas escuelas se está popularizando la expresión “trumping” para aludir a alguien que le toca el trasero a una mujer, señaló. Durante la campaña presidencial salieron a la luz grabaciones en las que Trump decía que se sentía en libertad de toquetear a las mujeres en sus partes íntimas.
Y hay adolescentes que se suicidaron porque circularon comentarios ofensivos e imágenes como las que Kardashian difundió de Blac Chyna, con quien tiene una hija.
“Estos comportamientos están empezando a ser normales y eso afecta a algunos chicos”, dijo Steiner-Adair. “Y lo que afecta a los niños que es tan profundo es su desconfianza en los adultos que se comportan tan mal. ¿Por qué no se le pone freno a eso?”.
Las redes sociales facilitan las conexiones humanas entre personas que comparten intereses y entablan relaciones digitales con sus figuras públicas favoritas, a las que tratan como si fuesen amigas.
El tuit de Trump parodiando una paliza a un periodista de CNN fue retuiteado 352.000 veces, en comparación con los 3,4 millones de retuits que tuvo una selfie de Ellen DeGeneres en la ceremonia de los premios Oscar. Y los comentarios de Kardashian sobre Chyna ni se acercan a la difusión que tuvo el anuncio de Beyonce de que estaba embarazada, que recibió 8 millones de “me gusta” en Instagram.
Pero los ataques de Trump son sus publicaciones más populares, según un estudio del profesora de la Universidad Estatal de Ohio Jayeion “Janey” Lee.
“Los ataques a la prensa son los más efectivos”, dijo Lee. “Cuando Trump critica o se burla de la prensa, hay más probabilidades de que sea retuiteado o declarado favorito”.
Trump tiene 33,4 millones de seguidores en Twitter y justifica su uso de las redes sociales diciendo que así se maneja la presidencia en los tiempos modernos.
La falta de decoro en las redes, sobre todo de parte de líderes culturales, tiene un profundo impacto en las relaciones sociales, de acuerdo con North.
Hay estudios que revelan que los jóvenes que presencian comportamientos agresivos en adultos los imitan y expanden ese comportamiento. La profesora Lee recuerda un famoso experimento del psicólogo Albert Bandura, que comprobó que los niños que ven a un adulto pegarle a una muñeca no solo le pegarán también a la muñeca, sino que la atacarán con armas.
Las redes sociales no tienen nada que permita mitigar los comportamientos en la vida real, sostuvo Lee. Cuando alguien viola las normas sociales en persona, de inmediato genera reacciones que se manifiestan con gestos y el tono de la voz de los presentes. Online no existen ese tipo de filtros y el que un comentario sea retuiteado puede ser interpretado como que es aceptado.
Los mensajes crueles y humillantes tienen “repercusión inmediata online”, dijo Steiner-Adair. “Es una de las mejores formas de hacerse popular”.
Los posts virales, por otro lado, captan la atención de los grandes medios de prensa, que llevan los comportamientos inapropiados online a las conversaciones cotidianas.
Al no condenar en forma expresa el comportamiento cruel o intolerante en la red, “estamos creando una cultura de observadores en la que la gente piensa que todo esto es divertido”, expresó.
“Cuando toleramos que líderes –en los medios populares, como un Kardashian, o un presidente– se comporten de esta manera, estamos creando una placa de Petri que facilita un gran cambio cultural”, afirmó Steiner-Adair.
Los jóvenes, que son los que más usan las redes, reciben mensajes cruzados cuando están dando forma a sus valores morales.
“Nos corresponde a todos nosotros preguntarnos por qué participamos en esto”, dijo Steiner-Adair, “y cuáles son las cualidades morales que necesitamos para moldear a nuestros hijos”.