REDACCIÓN INTERNACIONAL.-Un hombre fue sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional en Arizona por haber enterrado viva a su esposa en una tumba cerca de su casa y abandonarla hasta morir mientras sus hijas dormían en casa.
David Michael Pagniano, de 62 años de edad, se declaró culpable de la muerte de su esposa en 2017 antes del inicio del juicio sin llegar a un acuerdo de culpabilidad con la Fiscalía, permitiendo al juez determinar la pena que recibiría.
En un comunicado, el fiscal del condado de Yavapai, Dennis McGrane, dijo que había solicitado la pena de muerte debido a "las horribles circunstancias que rodearon el secuestro y asesinato" de Sandra Pagniano.
La relación entre David y Sandra Pagniano se había deteriorado significativamente para mayo de 2017. Estaban en proceso de divorcio, pero debido a circunstancias económicas o quizá por el bienestar de sus dos hijas pequeñas, aún compartían la misma vivienda. Esta convivencia forzada, cargada de tensiones y resentimientos, se convirtió en escenario de una tragedia.
Sandra, una madre dedicada y cariñosa, había decidido poner fin a su matrimonio con Pagniano. Sin embargo, su decisión la colocó en una situación vulnerable. A pesar de la separación emocional, seguían bajo el mismo techo, un detalle que el hombre aprovechó para planear uno de los crímenes más atroces que la comunidad de Prescott haya visto.
El 17 de mayo de 2017, Sandra desapareció misteriosamente. Las primeras investigaciones se centraron en su entorno cercano, y Pagniano, como es común en estos casos, se convirtió en el principal sospechoso. Los investigadores comenzaron a recolectar pruebas, y pronto las pistas apuntaron directamente hacia él.
El análisis de las señales de los teléfonos celulares fue crucial. Las autoridades lograron determinar que Pagniano había estado en la zona del entierro días antes de la desaparición de Sandra, incluso la noche en que ella fue secuestrada. Estas pruebas situaron a David en el lugar y momento clave, lo que eliminó cualquier coartada que pudiera haber presentado.
Pero las señales de los teléfonos celulares no fueron las únicas pruebas incriminatorias. Tras la desaparición de Sandra, se descubrieron dos notas en el expediente de divorcio. Estas notas, supuestamente escritas por Sandra, indicaban que ella abandonaba a Pagniano y le dejaba todos sus bienes: los vehículos, la casa y la custodia de sus hijas. A primera vista, estas notas parecían legitimar la versión de David de que Sandra había huido voluntariamente. Sin embargo, las autoridades no se dejaron engañar.
Un examen forense detallado reveló la verdad: las notas habían sido falsificadas por Pagniano. La caligrafía, los giros de las frases y otros detalles minuciosos demostraron sin lugar a dudas que Sandra no había escrito esas notas. Esta revelación no solo desmontó la coartada del hombre, sino que también añadió cargos de falsificación y fraude a su ya extensa lista de crímenes.