REDACCIÓN.- Dos variaciones genéticas recién descubiertas pueden tener un efecto potente en el riesgo de obesidad de una persona, señala un informe reciente.
Las variantes del gen APBA1 también se asocian con un mayor riesgo de obesidad, según muestran los resultados.
"Hemos identificado dos genes con variantes que tienen el impacto más profundo en el riesgo de obesidad a nivel poblacional que hemos visto", señaló el investigador Giles Yeo, profesor de la Unidad de Enfermedades Metabólicas del Consejo de Investigación Médica de la Universidad de Cambridge.
Las variantes genéticas anteriores asociadas con la obesidad se han vinculado con las vías cerebrales que normalmente se asocian con la regulación del apetito, conocidas como la vía leptina-melanocortina, dijeron los investigadores.
Curiosamente, no se sabe que ni el gen BSN ni el gen APBA1 estén involucrados en esa vía cerebral, dijeron los investigadores.
En cambio, estudios anteriores han encontrado que estos genes desempeñan un papel en la transmisión de señales entre las células cerebrales, lo que sugiere que los declives cerebrales relacionados con la edad podrían afectar el control del apetito.
Además, ninguno de los genes se asocia con el riesgo de obesidad infantil, señalaron los investigadores.
Para el estudio, los investigadores utilizaron datos del proyecto de investigación genética del Biobanco del Reino Unido para realizar la secuenciación genética del índice de masa corporal en más de medio millón de personas.
Encontraron que las variantes del gen BSN también tenían otros efectos en la salud, como un mayor riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedad del hígado graso no alcohólico.
"Las variantes genéticas que identificamos en la BSN confieren algunos de los mayores efectos sobre la obesidad, la diabetes tipo 2 y la enfermedad del hígado graso observados hasta la fecha, y resaltan un nuevo mecanismo biológico que regula el control del apetito", señaló en un comunicado de prensa de la universidad el investigador John Perry, profesor de la universidad.