Santo Domingo. – La joven venezolana Evile Flores, decidió cruzar el Darién junto a su esposo y sus dos niños, de cinco y tres años, decisión que ha dejado huellas imborrables en su familia, no solo por las dificultades de caminar los 266 kilómetros, sino por haber sido despojada de su ropa y dinero, además de ser abusada sexualmente por presuntos indígenas de comarcas, frente a los suyos, durante aquel viaje a Panamá.
“¡Fue horrible, horrible! A mí me violaron, a mi esposo lo iban a matar, nos quitaron todo, hasta la ropa; no tenemos nada y no quiero seguir en estas condiciones con mi bebé”, relata esta madre tras su dolorosa experiencia en el trayecto desde Colombia a Panamá.
Esta es la triste realidad de muchos migrantes en el popular “camino de la muerte”, quienes deciden exponer sus vidas en busca del “sueño americano” o de escapar de las calamidades en sus países.
Con un sangrado continuo y una hija de tres años en brazos, recibía atenciones médicas para tratar de superar los traumas, tras haber sido abusada por ubicadas en el trayecto de la Selva del Darién.
Según el Servicio Migratorio Panameño, los meses de julio a noviembre son los de mayor flujo, debido a que las lluvias producidas de mayo a junio dificultan aún más la travesía que muchos emprenden por el “cruce de la muerte”, dividiendo a familias porque no todos logran pasarlo.
Tal es caso de Jefferson Marcano Salas, quien realizó la ruta con sus familiares y varios amigos. Estuvo a punto de perder la vida, tras cruzar un río con una gran corriente de agua, además extravió sus papeles y el dinero que llevaba consigo.