Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE han fijado esta noche en Bruselas el mecanismo para escoger las nuevas sedes de la Agencia Europea del Medicamento y la Autoridad Europea Bancaria, que actualmente están en Londres.
En los márgenes de la cumbre se ha fijado un proceso en cuatro etapas para designar las ubicaciones antes de finales de este año. Según el portavoz del Consejo, Preben Aaman, la discusión entre los primeros ministros "duró cuatro minutos", porque había consenso.
El primer paso será la presentación de candidaturas oficiales antes del 31 de julio de este año.
El segundo, antes de que termine septiembre, una evaluación detallada por parte de la Comisión Europea, en función de media docena de criterios que ya han sido establecidos. Cuestiones muy técnicas: como instalaciones, rutas aéreas, colegios internacionales para las familias de los trabajadores, etc.
Algunos países, entre ellos Italia, querían que el análisis de la Comisión Europea fuera decisivo. Que los profesionales hicieran una preselección o que directamente descartaran a ciudades si no cumplen con los requisitos. Pero la presión de algunas delegaciones lo ha impedido. La Comisión hará une evaluación "Pero no un ránking" explican fuentes europeas. Porque la decisión será política.
A petición de España y Holanda lo que se ha hecho es meter un nuevo paso en la secuencia. En el mes de octubre, en una sesión dirigida por el primer ministro Estonio, cuyo país ostentará la presidencia temporal de la UE en el segundo semestre del año, los ministros europeos discutirán "a nivel político" las candidaturas. Será en el seno del Consejo de Asuntos Generales. No es lo mismo que eliminar a quien no cumple, pero de esta manera se trata de satisfacer a los países que quieren dar más ponderación a las alternativas más fuertes: Barcelona, Ámsterdam, Milán, Viena o Copenhague en el caso del medicamento. Bratislava, según fuentes diplomáticas, podría ser la "gran tapada" del proceso.
Una vez que los ministros hayan debatido, el líder estonio informará a los jefes de Estado y de Gobierno en el Consejo Europeo de octubre, pero allí, en teoría, no habrá discusión política. En teoría porque en función de cómo vaya el proceso algún país puede presionar para introducir el tema en la agenda por las buenas o por las malas si no está satisfecho.
El último y definitivo paso tendrá lugar en el mes de noviembre. Allí, los ministros votarán en el Consejo de Asuntos Generales. En principio, dando tres puntos a su ciudad favorita, dos a la siguiente y uno a la tercera. Si una ciudad recibiera tres puntos de 14 delegaciones, sería elegida directamente. Si no, la que tenga más puntos.
En esta competición, como en Eurovisión, importa tanto o incluso más la red de alianza que la calidad de las candidatas. Barcelona fue la finalista cuando la Agencia del Medicamento. La candidatura es fuerte y tiene las infraestructuras para ocupar inmediatamente la sede central, pero España ya tiene otras agencias, y hay países, sobre todo del Este, que no tienen ninguna. Por eso, además de los criterios técnicos, que pueden perfectamente ser ignorados, será decisiva la acción diplomática. Y España, en el último intento, que fue la presidencia del Eurogrupo en julio de 2015, reaccionó tarde.
El secretario de Estado para la UE, Jorge Toledo, afirmó esta misma semana que el Gobierno español dispone de datos fiables según los cuales el 92% de los 1.100 empleados de la Agencia Europea del Medicamento quieren ir a Barcelona. "No les diré cómo lo sabemos, pero lo sabemos".