REDACCIÓN INTERNACIONAL.-La policía estatal de Maine de los Estados Unidos, confirmó el hallazgo del cuerpo del principal sospechoso de los dos tiroteos que el pasado miércoles se cobraron la vida de 18 personas en la ciudad de Lewiston.
Robert Card fue encontrado muerto con una herida de bala autoinfligida en la cabeza y su cuerpo se halló en un lugar cercano al río en el que había abandonado su coche, dos días después de haber perpetrado dos tiroteos en una bolera y un restaurante.
Así lo confirmó Mike Sauschuck, comisario del Departamento de Seguridad Pública de Maine, en una rueda de prensa en la que participó la gobernadora demócrata, Janet Mills, quien confirmó que ya le ha dado la noticia al presidente Joe Biden.
Sauschuck no quiso informar sobre muchos detalles cuestionados por la prensa, entre ellos el lugar del hallazgo y si se había examinado antes de hoy. “No te daré una dirección exacta. Estaba cerca del río Androscoggin, en Lisbon Falls”, adelantó.
Según un medio internacional, aseguró que el cuerpo se encontró en una planta de reciclaje en la que había trabajado, dos días después de haber perpetrado dos tiroteos en una bolera y un restaurante.
El comisario explicó que antes de hacer pública la noticia fueron notificadas las familias de los 18 fallecidos y también la del sospechoso, quienes “perdieron a un ser querido en este escenario”, afirmó.“
"Robert Card está muerto"
Tras acabar la rueda de prensa, una alerta sonó en los teléfonos móviles de los habitantes de la zona. “La búsqueda de Card ha terminado. El refugiarse ha terminado. Se puede nuevamente volver a cazar”.
La rueda de prensa comenzó con unas palabras de la gobernadora demócrata Janet Mills, quien pronunció por primera vez la esperada noticia. “Robert Card está muerto”.
“Como mucha gente, esta noche respiro aliviada al saber que Robert Card ya no es una amenaza para nadie. Sé que hay muchas personas que comparten ese sentimiento, pero también sé que su muerte puede no traer consuelo a muchos. Pero ahora es el momento de sanar”, afirmó.
Este hallazgo se pone fin a dos días de tensión en Lewiston y las ciudades vecinas, donde gran parte de los ciudadanos han permanecido resguardados en casa por seguridad.
Y termina también una intensa búsqueda por aire, tierra y mar en la que han participado centenares de efectivos de la policía local, estatal, así como de la Oficina Federal de Investigación (FBI).