SANTO DOMINGO.- En la era digital, las redes sociales y plataformas como TikTok han transformado la forma en que nos comunicamos y consumimos información. Sin embargo, junto con la innovación y la creatividad, también hemos sido testigos de la propagación alarmante de un fenómeno que amenaza con socavar el desarrollo de la sociedad y la humanidad en general: el contenido basura.
A medida que desplazamos nuestros pulgares por las interminables corrientes de contenido en nuestras pantallas, es difícil ignorar la creciente presencia de creadores que, en lugar de aportar valor o conocimiento, parecen estar decididos a llenar el ciberespacio con vacío. Estos "influencers" de la nada, como podríamos llamarlos, han encontrado una plataforma en la que pueden destacar sin esfuerzo, pero a costa de la calidad y la sustancia.
En su búsqueda de la viralidad a cualquier costo, estos creadores de contenido basura no hacen más que perpetuar estereotipos dañinos, difundir desinformación y fomentar la superficialidad. Mientras millones de personas son bombardeadas diariamente con desafíos absurdos, bromas crueles y contenido vacío de significado, nos enfrentamos a una crisis silenciosa en la que la inteligencia, la empatía y el conocimiento son reemplazados por chistes efímeros y bailes sin sentido.
Pero, ¿quiénes son los culpables? La responsabilidad recae no solo en los creadores de contenido basura, sino también en las plataformas que los fomentan. La búsqueda implacable de clics y visualizaciones ha llevado a las redes sociales a priorizar la viralidad sobre la calidad, alimentando así la proliferación de este contenido insustancial.
Es hora de que como sociedad reevaluemos nuestros valores digitales. Debemos ser críticos y selectivos con lo que consumimos y compartimos en línea. La viralidad no debería ser el único indicador de éxito. Debemos apoyar a aquellos creadores que promueven el conocimiento, la comprensión y el cambio positivo en lugar de aquellos que solo buscan likes y seguidores.
En última instancia, la lucha contra el contenido basura en las redes sociales es una batalla por la inteligencia colectiva y la calidad de la información que consumimos. Si no hacemos un esfuerzo consciente por promover un contenido más valioso, corremos el riesgo de perder la esencia misma de la comunicación y el aprendizaje en la era digital.
Por: Andrés Villanueva Lic. en Comunicación Social y Relacionador Público