SANTO DOMINGO.- El reciente proceso de traslado de los internos desde la Penitenciaría Nacional de "La Victoria" hacia el nuevo complejo penitenciario "Las Parras" ha generado múltiples debates y opiniones. En ese sentido, aspectos de infraestructura, logística, seguridad, plazos y organización son fundamentales, sin embargo, un elemento fundamental y que está en riesgo de quedar fuera de la discusión, es la educación dentro de las cárceles.
Me expreso no solo como educador y servidor público, sino como egresado de la Escuela Nuestra Señora de las Mercedes, ubicada dentro del referido penal. Lo digo con la voz de quien, en su momento más oscuro, encontró en ese centro educativo la oportunidad de volver a nacer.
*Un espacio que transforma vidas*
La escuela Nuestra Señora de las Mercedes no es un aula más dentro del penal. Es un lugar donde cientos de internos han recuperado algo que la vida les arrebató, la esperanza. Allí, privados de libertad han aprendido a leer, escribir, sumar, pensar, por mencionar algunos elementos, y, sobre todo, a creer que pueden ser mejores que sus errores.
Para muchos, esta escuela es el primer abrazo que reciben después de años de abandono. Es el primer espacio donde alguien los llama por su nombre, no por un número. Es la primera vez donde sienten que sí pueden construir un futuro diferente.
Lo digo con total humildad, yo soy uno de ellos. En ese mismo salón cursé asignaturas, tomé apuntes, estudié para exámenes y me gradué del bachillerato. Y gracias a esa oportunidad —y a la mano de Dios— hoy soy profesional, educador, padre, servidor público y un hombre dedicado a transformar vidas.
*No es solo una escuela, es un puente hacia la reinserción*
Cuando se habla de rehabilitación, se piensa en vigilancia, disciplina, reglamentos. Pero la verdadera reinserción nace desde la educación. El que estudia, cambia su mente. El que cambia su mente, cambia su vida.
La escuela Nuestra Señora de las Mercedes no es un lujo. Es una necesidad. Es una herramienta real de prevención y de transformación social. Cerrar ese espacio, debilitarlo o dejarlo atrás en medio del traslado, sería un error imperdonable. Sería negar la oportunidad de cambio a quienes más la necesitan.
*La escuela debe continuar, fortaleciéndose y dignificándose*
El traslado a Las Parras no puede significar un retroceso para la educación carcelaria. Por el contrario, es el momento perfecto para fortalecer, dignificar y proteger esta escuela. Las autoridades del sistema penitenciario, del Ministerio de Educación y del Ministerio de la Juventud deben garantizar:
* Que la escuela continúe operando sin interrupciones.
* Que los internos trasladados mantengan su proceso educativo.
* Que se creen condiciones más dignas para aprender.Que se reconozca a los docentes que sirven en ese contexto tan retador.
* Que se amplíen los programas académicos, técnicos y formativos.
Porque si de verdad queremos un país más seguro, necesitamos más aulas y menos reincidencia. Y la reincidencia solo se combate con oportunidades reales.
La educación en contextos de encierro: un acto de justicia social. La educación para personas privadas de libertad no es un privilegio.
Es una segunda oportunidad para quienes ya pagaron, o están pagando, sus consecuencias. Es una herramienta de prevención para que no vuelvan a delinquir. Es un acto de responsabilidad del Estado. Y es un acto de humanidad que dignifica a la sociedad en su conjunto.
Yo soy testimonio de que una escuela puede salvar una vida. Que un lápiz puede ser más poderoso que una celda. Que un maestro puede abrir un camino donde solo había oscuridad. Por eso, desde mi experiencia, con respeto y con firmeza, hago este llamado, la Escuela Nuestra Señora de las Mercedes debe mudarse con los internos. Y debe hacerlo con más fuerza, más recursos y más dignidad que nunca.
El traslado hacia Las Parras no debe ser solo un movimiento físico. Debe ser un movimiento humano. Un movimiento que eleve, que construya, que transforme.
La cárcel puede encerrar cuerpos, pero la educación libera almas. Y cuando un privado de libertad estudia, el país entero gana un ciudadano mejor.
Como egresado de esa escuela y como servidor comprometido con la reinserción social, solo puedo decir, no abandonemos la luz que tantos han encontrado en medio de la oscuridad. La educación me dio una segunda oportunidad. La Escuela Nuestra Señora de las Mercedes puede dársela a miles más.




