REDACCIÓN.- Una nueva generación de dispositivos para el hogar empieza a ganar terreno en el mercado de la salud digital. Estos son los inodoros inteligentes, capaces de realizar mediciones automáticas mientras se usan de forma habitual.
Esta tecnología, que ya circula en tiendas especializadas y comercios en línea, se presenta como una herramienta diseñada para ofrecer datos diarios sobre el estado físico del usuario sin necesidad de modificar rutinas ni interactuar con equipos médicos.
La principal novedad es que los análisis se realizan directamente en el baño, integrados en un soporte que se coloca sobre el borde del inodoro. Su funcionamiento silencioso y discreto explica en parte su popularidad, especialmente entre quienes buscan seguimiento de salud sin incorporar dispositivos adicionales al día a día. Aunque no reemplaza evaluaciones clínicas, sí aporta información útil para identificar hábitos, cambios fisiológicos o señales que podrían requerir atención profesional.
Estos sistemas inteligentes emplean sensores ópticos y otros instrumentos electrónicos capaces de interpretar indicadores como hidratación, consistencia o presencia de elementos anómalos. Los resultados no requieren intervención del usuario: el dispositivo realiza la lectura y transmite los datos por vía digital a una aplicación móvil. La revisión se limita a gráficos, notas y alertas básicas que ayudan a observar tendencias con el tiempo.
La propuesta apunta al crecimiento del bienestar doméstico, un sector que ha impulsado desde relojes inteligentes hasta colchones con sensores. En esta ocasión, la apuesta se traslada al cuarto de baño con un equipo que busca pasar desapercibido mientras genera mediciones periódicas.
El equipo permanece activo en modo de bajo consumo hasta que un sensor detecta movimiento o identidad. Una vez en funcionamiento, los sensores ópticos y de proximidad capturan información básica, que se procesa de inmediato y se almacena temporalmente antes de enviarse a la aplicación vinculada.
El sistema utiliza algoritmos de análisis para interpretar los parámetros recogidos y generar reportes. Algunos modelos permiten suscripción mensual para acceder a informes extendidos, históricos comparativos y recomendaciones generales relacionadas con hidratación o comportamiento digestivo.
El interés creciente también se explica por la comodidad. Los usuarios no necesitan colocar sensores en el cuerpo, usar wearables ni tomar muestras manuales. El proceso se integra a un hábito rutinario, por lo que la constancia en las mediciones es mayor.
Sin embargo, los fabricantes recuerdan que se trata de una herramienta orientada al seguimiento y no a diagnósticos. Los resultados deben interpretarse como señales informativas y no como conclusiones médicas. Además, las mediciones pueden variar por factores externos, como el tipo de iluminación o el color del inodoro, y por ello se recomienda usar superficies claras.
Uno de los puntos más consultados es el manejo de la información recogida. Según las empresas que fabrican estos dispositivos, las imágenes se limitan exclusivamente al interior del inodoro y no se almacenan de forma visible. Los datos viajan cifrados hacia las aplicaciones y los perfiles solo se activan con autorización del usuario.
Aunque este enfoque intenta disminuir la preocupación por el tratamiento de información sensible, los especialistas en ciberseguridad recomiendan revisar las políticas de privacidad antes de instalar cualquier equipo conectado en el hogar.




