SANTO DOMINGO.-Georges penetró a la costa Este de República Dominicana, específicamente por la parte baja de la provincia La Altagracia, como categoría 3, la mañana de ese martes 22 de septiembre de 1998 luego de pasar por Puerto Rico.
Sorprendió a una población que desconocía lo que le esperaba, debido a que la Defensa Civil no avisó a tiempo sobre su llegada y el impacto que tendría por su intensidad. El tránsito de este ciclón ha sido considerado como uno de los peores desastres naturales ocurridos en la historia de la República Dominicana.
Las zonas más afectadas fueron, además de la ciudad de Santo Domingo, las provincias San Juan de la Maguana y Barahona, en el Sur del país.
También fueron afectadas las provincias San Pedro de Macorís, La Romana, La Altagracia, El Seibo y Hato Mayor.
Georges fue la séptima tormenta tropical, el tercer huracán y el primer huracán de categoría 4 de la temporada de huracanes del Atlántico de 1998. Este ciclón tropical tocó tierra en siete ocasiones durante su largo trayecto del mar Caribe al Golfo de México desde el 21 de septiembre al 1 de octubre, convirtiéndose en la segunda tormenta más destructiva de la temporada, después del Huracán Mitch y en la más costosa desde el Huracán Andrew.
El huracán tocó tierra en varios países (Antigua y Barbuda, San Cristóbal y Nieves, Haití, la República Dominicana, Puerto Rico, Cuba y los Estados Unidos), más que cualquier otro huracán desde Inés en la temporada ciclónica, de 1966 dejando una estela de muertes y daños materiales.
Con vientos arrasadores y lluvias diluvianas, el huracán Georges asoló franjas significativas de la geografía dominicana. El saldo fue terrorífico: una enorme devastación material y 283 muertes, pero cifras extraoficiales establecen que los fallecidos sobrepasaron los miles.
A nivel nacional, el fenómeno dejó 263 mil 724 damnificados, 1,053 heridos y 146 desaparecidos, de acuerdo a un anuncio publicado por el presidente Leonel Fernández en el periódico El Caribe en fecha 30 de octubre.
Afectó a 112 puentes en todo el país, de los cuales solo 56 eran recuperables.
Unos 1,435 centros educativos resultaron dañados y unas 60 mil viviendas en todo el país.
El fenómeno causó pérdidas por unos mil millones de pesos en el sector agropecuario. La producción de plátanos fue afectada en un 90 %. Los cultivos de yuca, cítricos, café, cacao, plantaciones de azúcar también sufrieron daños. Igualmente, arroz, guineos y otros comestibles, como el pollo.
Además de los grandes daños que causó, el huracán mostró la dura realidad de la pobreza extrema, la falta de coordinación nacional, institucional e interinstitucional y dejó importantes lecciones que aprender para afrontar con mayor éxito futuras catástrofes eventuales.