REDACCIÓN INTERNACIONAL.- El juicio a Donald Trump en Nueva York entra esta semana en una fase decisiva, hoy le toca declarar a Michael Cohen, el que debería ser el testigo estrella de la fiscalía y cuya declaración es clave en el resultado del histórico primer caso penal contra un presidente estadounidense.
Michael Cohen, quien fuera leal abogado e intermediario personal de Trump, indica que el juicio está entrando en su recta final. Los fiscales dicen que es posible que concluyan la presentación de pruebas para el final de la semana.
Se espera que Cohen testifique este lunes sobre su papel en los pagos para comprar el silencio de la actriz porno Stormy Daniels sobre un supuesto encuentro sexual con Trump y evitar así un escándalo durante la campaña electoral de 2016.
Esto es clave porque los reembolsos que le dio Trump forman la base de los 34 cargos por falsificación de registros comerciales. Los fiscales dicen que esos pagos a Cohen se consignaron como gastos legales para ocultar su verdadero propósito.
Los abogados defensores han preparado un contundente contrainterrogatorio a Cohen, diciendo a los miembros del jurado durante sus declaraciones iniciales que el empleado convertido en enemigo es un “mentiroso confeso” con una “obsesión por atrapar al presidente Trump”.
El testimonio de alguien con un conocimiento tan íntimo de las actividades de Trump podría aumentar la exposición legal del virtual candidato presidencial republicano si los jurados lo consideran suficientemente creíble.
Pero la credibilidad es precisamente su punto débil. Por eso, desde que se inició el juicio, los fiscales se han esforzado por presentarlo como una pieza más de su entramado de pruebas contra Trump, diciendo a los miembros del jurado que la corroboración vendría a través de otros testigos, documentos y las propias palabras grabadas del expresidente.
Ahora Trump y sus abogados han atacado a Cohen como un mentiroso confeso y un criminal que ahora se gana la vida destrozando a su antiguo jefe.
“La defensa va a querer que el jurado se centre en el hecho de que es un mentiroso con un pasado manchado y un carácter irritable”, dijo Richard Serafini, abogado penalista de Florida y exfiscal federal y de Manhattan.
La relación de Cohen con Trump a principios de la década de 2000 se desarrolló rápidamente. Cohen era miembro del consejo de administración de un edificio de Trump y se puso de su parte en una disputa entre los residentes y la dirección. El magnate pronto incorporó a Cohen a su empresa.
Cohen había tenido una carrera ecléctica que iba desde la práctica de la ley de lesiones personales a la gestión de una flota de taxis con su suegro.
Con Trump trabajó en cerrar algunos negocios, pero también pasó gran parte de su tiempo amenazando con demandas, reprendiendo a los periodistas y maniobrando para neutralizar posibles daños a la reputación de su jefe, según el testimonio ante el Congreso que Cohen dio después de romper con Trump en 2018.
La ruptura se produjo después de que el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) allanara la casa y la oficina de Cohen, y Trump comenzará a distanciarse del abogado.
En respuesta, Cohen no tardó en declarar ante una corte federal que había ayudado al entonces candidato Trump a manejar al tabloide National Enquirer y convertirlo en una especie de órgano doméstico que se encargaba de halagar a Trump.
Además, la publicación se encargaba de aplastar a sus oponentes y reprimir las acusaciones sórdidas sobre la vida personal de Trump comprando historias de las que Cohen se hacía cargo de los pagos. Trump dice que todas las historias son falsas.
Esos acuerdos, que la oficina del fiscal del distrito de Manhattan, Alvin Bragg, retrata como un esquema de varios frentes para mantener la información de los votantes, están ahora bajo el microscopio en el juicio por sobornos de Trump.
El expresidente se ha declarado inocente de 34 cargos de falsificación de registros comerciales para ocultar reembolsos a Cohen por pagar a la actriz porno Stormy Daniels. Ella afirmó haber tenido un encuentro sexual en 2006 con el casado Trump, algo que el exmandatario ha negado.
Otros testigos han testificado sobre los acuerdos de silencio, pero Cohen sigue siendo clave para reconstruir un caso que se centra en cómo la empresa de Trump le compensó por su papel en el pago a Daniels.
La defensa de Trump sostiene que a Cohen se le pagó por un trabajo legal, no por encubrimiento, y que no había nada ilegal en los acuerdos que facilitó con Daniels y otros.
Un testigo con antecedentes que afectan su credibilidad
En los juicios penales, muchos testigos suben al estrado con sus propios antecedentes penales, relaciones con los acusados, declaraciones contradictorias anteriores o cualquier otra cosa que pueda afectar a su credibilidad.