MÉXICO.- Durante una acción de caos, cientos de migrantes arroparon este viernes a la Guardia Nacional de la frontera en el Paso, Texas, cruzando las cercas perimetrales y todo límite de seguridad que se encontraba en ella, una frontera militarizada y blindada, pero insuficiente para albergar a tantos invasores.
Miembros de la Guardia Nacional instalaron nuevas líneas de protección, como alambres de púas alrededor de todo el río grande, y nuevas líneas de vallas, en espera de nuevas invasiones de inmigrantes que dejan marcas durante su travesía al cruzar la frontera desde México a Estados Unidos.
El gobierno de Abbott insiste en aplicar una ley migratoria estatal, la llamada SB4, que convierte en delito cruzar ilegalmente al estado desde México y que reserva penas más duras para los reincidentes, algo que ha elevado las críticas del Gobierno del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y hace temer a las organizaciones pro inmigrantes discriminación racial a lo largo de la frontera.
Mochilas, zapatos y ropas desgarradas yacen en las cuchillas de la concertina extendida por el gobierno de Greg Abbott, el gobernador republicano de Texas, que se enfrenta a lo que en su opinión es la inacción del Gobierno federal frente a la crisis migratoria.
«Ahora no dejan que los migrantes se acerquen o que merodeen por la ciudad, pero no hace tanto esto estaba lleno de familias con niños migrantes y otros que yo creo que eran criminales o terroristas», explica , una residente de Eagle Pass, donde hoy un grupo de guardias nacionales trabajaba para cerrar los huecos abiertos en el cercado que sigue el curso del Río Grande.
Esta tarde se veían las huellas de los dedos que arrancan casi a diario tierra bajo las alambradas para poder escamotear y adentrarse en el inhóspito condado de Maverick, arriesgándose a una detención de la Patrulla Fronteriza (CBP) o a kilómetros interminables de ranchos de mesquite, un arbusto lleno de espinas que no permite descanso después de superar las concertinas.
En el Paso, un centenar de migrantes protegidos por ropa de invierno y guantes superaron las barreras extendidas por el estado de Texas en la frontera, y se entregaron a un grupo de vigilantes nacionales, mientras que otro grupo se apoyó en ellos con golpes y a la carrera para iniciar la travesía hacia Estados Unidos.
Las escenas de esta tarde son otro ejemplo del agravamiento de la crisis migratoria en plena pelea judicial entre el gobierno de Abbott y la administración federal del presidente Joe Biden, que tiene la potestad de controlar las fronteras y ordenar la política aduanera y migratoria.
El gobierno de Abbott insiste en aplicar una ley migratoria estatal, la llamada SB4, que convierte en delito cruzar ilegalmente al estado desde México y que reserva penas más duras para los reincidentes, algo que ha elevado las críticas del Gobierno del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y hace temer a las organizaciones proinmigrantes discriminación racial a lo largo de la frontera.
Una corte federal de apelación mantiene la ejecución de esa ley suspendida, después de que el Tribunal Supremo de EE.UU. decidiera esperar a que se dirima en esa instancia inferior, y después de varias pausas que han generado una gran confusión entre las fuerzas del orden y las asociaciones de apoyo al migrante.
El panel de jueces del tribunal de apelaciones del Quinto Circuito, que se reunió de urgencia ayer miércoles, parece dividido sobre varias cuestiones relativas a la ley SB4, como la posibilidad de que las autoridades de Texas puedan devolver inmigrantes a México, algo que ahora es una prerrogativa del Gobierno federal.
El gobernador Abbott ha pedido que se permita que la ley, una afrenta del republicano al gobierno de Biden en pleno año electoral, entre en vigor hasta que el Supremo, con mayoría conservadora, decida sobre su constitucionalidad.
Mientras tanto, los inmigrantes esperan al otro lado del río con la incertidumbre de si serán procesados, como ocurre ahora, en un centro de la Patrulla Fronteriza, o tratados como criminales. Al otro lado les esperan cada vez más alambres de espino.