SANTO DOMINGO.- La Escuela de Filosofía de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) realizó un foro interdisciplinario sobre la prevención del suicidio, reafirmando su compromiso institucional con la salud mental y la formación integral de la comunidad universitaria y otros sectores de la vida nacional.
La jornada contó con las exposiciones de los doctores César Zapata, de la Escuela de Psicología y José Flete Morillo, de Filosofía, quienes se mostraron altamente preocupados por las altas tasas de suicidio que se vienen registrando en diferentes grupos, comunidades y poblaciones del país.
Durante el conversatorio, organizado por el director de la Escuela de Filosofía, Eulogio Silverio y la maestra Jacqueline Alvarez, de Historia, los profesionales de las ciencias humanísticas abordaron el flagelo del suicido desde la perspectivas psicológicas y filosóficas, haciendo énfasis en los factores de riesgo, las rutas de intervención temprana, la reflexión ética en torno al sentido de la vida, la responsabilidad social y las respuestas rápidas del entorno familiar, profesional y estatal.
El doctor Zapata advirtió que en República Dominicana no existen políticas públicas efectivas ni unidades de atención de emergencia psiquiátrica en los barrios, a pesar de que el suicidio debe entenderse como una forma de violencia autoinfligida y no como un fenómeno aislado.
Explicó que este se manifiesta en tres niveles: ideación, intento y consumación, siendo la primera etapa (ideación) una llamada de alerta que debe constituirse en una emergencia clínica.
Según datos de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), recordó el profesional de la conducta, la población joven menor de 30 años es la más vulnerable, figurando la depresión como la principal causa de consulta y el mayor factor de riesgo, junto con casos de depresión enmascarada, donde quienes aparentan extrema alegría esconden un peligro latente.
Otros datos estadísticos inquietantes, prosiguió Zapata, son los cuadros de depresión posparto, que en muchas ocasiones derivan en suicidios e infanticidios.
En ese sentido, indicó que el suicidio no es un acto de libertad, sino una condición patológica que exige atención terapéutica y políticas preventivas urgentes que el Estado tiene que asumir como un problema prioritario de salud pública.
De su parte, el doctor Flete Morillo analizó el suicidio desde la filosofía, sugiriendo que debe estudiarse tomando como punto de referencia la interioridad del sujeto, ahí donde se fragua la ruptura del principio de autoconservación.
Enfatizó que en Albert Camus, por citar un escritor de amplio espectro, cuando los referentes morales, espirituales, culturales o sociales se derrumban, dejan al individuo sin punto de apoyo vital, generando vacios existenciales que se tornan complejos y atemorizantes.
En ese escenario textual, agregó Flete Morillo, el suicidio casi siempre aparece como respuesta: una acción de temeridad, más que de cobardía o valentía, que puede asumir la forma de rebelión contra el mundo, contra sí mismo o, incluso, contra Dios.
No obstante, evocando El mito de Sísifo, Flete Morillo apuntaló que la verdadera rebeldía consiste en seguir viviendo aun cuando la existencia se perciba como absurda. “Allí, el suicidio no es sólo un hecho psicológico, sino también un fenómeno existencial, social y cultural, estrechamente ligado al sentido, la dignidad y los valores que sostienen la vida humana”.
En el foro interdisciplinario, además de los expositores principales, compartieron la mesa académica la filósofa y pensadora feminista Lusitania Martínez, el director de teatro y exdecano de la Facultad de Artes, Dionis Rufino, la directora del Instituto de Investigaciones Antropológicas, Jacqueline Alvarez, la profesora Carolina Canela, así como otros docentes y estudiantes de diversas carreras y representantes de unidades profesionales vinculadas a la promoción de la salud y la extensión universitaria.
Al clausurar la actividad, el director de la Escuela de Filosofía, Eulogio Silverio, señaló que con iniciativas como esta, la Escuela busca impulsar espacios de diálogos abiertos y de compromiso cívico, articulando investigación, docencia y extensión para enfrentar problemáticas que impactan a las familias y a la sociedad dominicana en general.