Nairobi, –. El presidente de Kenia, William Ruto, pidió disculpas en nombre de su Gobierno por no haber podido impedir que más de doscientos presuntos miembros de una secta cristiana del sur del país ayunasen hasta morir para encontrarse con Jesucristo.
"Es obvio que hubo laxitud en nuestro Gobierno, lo que desafortunadamente condujo a la muerte de muchos kenianos. No debo tomarme esto a la ligera", dijo Ruto durante una entrevista emitida en varios canales de televisión de Kenia a última hora del pasado domingo.
"Como presidente, el incidente de Shakahola (el bosque donde las autoridades han encontrado a la mayoría de estos cadáveres) no debería haber ocurrido. Por eso, pido disculpas", indicó el mandatario.
"Asumimos toda la responsabilidad", añadió Ruto en nombre de su Administración, después de prometer que "las personas responsables de este fracaso del Gobierno tendrán que rendir cuentas".
Así, el presidente keniano aseguró que el país está realizando una investigación "exhaustiva" de los hechos para llegar "al fondo del asunto".
Además, prometió vigilar a las instituciones religiosas de Kenia para evitar que se repitan actuaciones parecidas, si bien señaló que es "injusto" condenar y criticar a todas las religiones basándose en las acciones de unos pocos individuos.
"Queremos establecer con los líderes religiosos un mecanismo que garantice que delincuentes y ladrones no se aprovechen de la religión y la fe para provocar daños", indicó.
El número de presuntos miembros de una secta cristiana que ayunaron hasta morir para reunirse con Jesucristo ascendió el pasado sábado a 201 después de que las autoridades encontrasen este día 22 nuevos cadáveres en el bosque de Shakahola (sur), informó la Policía.
El número de muertos puede seguir creciendo ya que las excavaciones aún no han terminado y la Policía ha registrado al menos 610 personas desaparecidas, aunque no está claro que todas estén relacionadas con esta secta.
Casi todos los muertos de la llamada "masacre de Shakahola" han sido exhumados de tumbas y fosas comunes halladas en ese bosque, a excepción de unos pocos que murieron en el hospital por su estado grave.
Las autopsias de más de un centenar de cuerpos evidenciaron que, si bien todos mostraban signos de inanición, los cadáveres de al menos tres menores y un adulto tenían también rastros de estrangulamiento y asfixia.
Asimismo, las primeras investigaciones de la Policía apuntan a que los fieles eran forzados a seguir con el ayuno aunque quisieran abandonarlo.
Las autoridades kenianas investigan ahora al pastor Paul Mackenzie Nthenge, en custodia policial con su mujer y otros 16 sospechosos, un ex taxista que lidera la Good News International Church (Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas).
El pastor ya fue detenido el pasado marzo después de ser acusado de la muerte de dos niños en circunstancias similares, pero entonces obtuvo la libertad bajo fianza. EFE