Un grupo de periodistas y activistas de los derechos humanos han acusado al gobierno mexicano de espiarles con un software israelí desarrollado por NSO Group. La compañía vende el spyware Pegasus a distintos gobiernos para la "intercepción legal" de información. La presidencia mexicana ha desmentido las acusaciones.
En una rueda de prensa, los nueve periodistas y militantes políticos han anunciado que presentaron una queja contra el gobierno por acceso ilegal a conversaciones privadas.
"Se trata de una operación del Estado donde agentes del estado, lejos de estar haciendo lo que debieran legalmente, han utilizado fondos públicos, nuestros impuestos, nuestro dinero, para cometer serios delitos" ha declarado la periodista mexicana Carmen Aristegui, conocida por sus investigaciones sobre casos de corrupción gubernamental.
Entre sus reportajes se encuentra uno de 2014 (que le valió el Premio Knight en 2016) en el que sacó a la luz la compra, por parte de la esposa del presidente Nieto, de un domicilio valorado en siete millones de dólares con un crédito proveniente de un contratista gubernamental,
Una investigación publicada el lunes 19 de junio por el New York Times ha sacado a la luz que activistas de los derechos humanos, periodistas y militantes anti-corrupción fueron víctimas de espionaje con el software , de una compañía israelí que tiene entre sus clientes a la Secretaría de la Defensa Nacional como la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Pegasus, el software que facilita la firma de armas cibernéticas es un sistema de "phishing" (una táctica de engaño para acceder a información personal) personalizable y sofisticado capaz de acceder a la cámara, micrófono o sistema de geolocalización de un teléfono móvil. También, puede leer los contenidos de mensajes, los registros de llamadas e investigar diversas apps, como Gmail, Facebook, Skype y similares.
"¿Qué tiene que decir el presidente de México acerca de este pérfido e ilegal espionaje?" ha preguntado Aristegui.
La periodista afirma haber recibido 24 mensajes de texto entre enero de 2015 y julio de 2016, mientras que otros 32 fueron mandados al resto de su equipo e, incluso, a su hijo de 16 años.
"¿Para qué quería la información de un adolescente?", ha preguntado la periodista al mandatario, según relata el medio Proceso, añadiendo "¿de qué más es capaz, presidente siniestro?".
Los SMS provenían de distintas direcciones respetables: páginas web de medios de comunicación, redes sociales e, incluso, de la Embajada Americana. En el texto de dichos mensajes, había un link que instalaba el spyware en los teléfonos.
Según los periodistas y activistas,hasta en 76 veces les han intentado piratear con con este software.
Respondiendo al New York Times, el portavoz de la presidencia mexicana, Eduardo Sánchez, ha rechazado las acusaciones de espionaje: "No hay ninguna prueba de que agencias gubernamentales sean las responsables del espionaje descrito en el artículo", ha escrito Sánchez.
Entre las víctimas del espionaje se encuentran los abogados que trabajan en la desaparición de 43 estudiantes en 2014 o, incluso, el director del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), Juan Pardinas, que aboga por reforzar la legislación anti-corrupción. Su mujer, según el New York Times, recibió un mensaje que aseguraba de que su marido la estaba engañando. El mensaje la animaba a hacer click sobre el link para ver las pruebas (y, al hacerlo, Pegasus, el spyware, se instalaría en su teléfono). "Somos los nuevos enemigos del Estado" ha declarado Pardinas.