New York. EE.UU.- Estados Unidos está ocupando cada día más espacios en la exportación mundial de crudo, con cantidades aún pequeñas, pero con una tendencia que representa un desafío más al poder de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Durante cuatro décadas, los productores estadounidenses tenían prohibido exportar petróleo, pero un cambio impulsado por la Administración de Barack Obama en diciembre de 2015 levantó esas restricciones y permitió una progresiva vuelta a los mercados.
En abril pasado, según los últimos datos disponibles del Departamento de Energía, EEUU exportó un promedio de un millón de barriles diarios de petróleo, frente a los 591.000 barriles que colocó fuera del país en el mismo mes de 2016.
Esa cantidad es aún muy baja teniendo en cuenta que el país produce cerca de 9,32 millones de barriles diarios, pero el petróleo ligero que bombea Estados Unidos es muy apreciado fuera del país y está conquistando mercados tan lejanos como el chino.
En los primeros cuatro meses de este año China ha importado un promedio de 284.000 barriles diarios, superando incluso a Canadá, hasta ahora el primer comprador del petróleo estadounidense.
“Las exportaciones de crudo de Estados Unidos representan un cambio de juego y van a ser un cambio cada vez mayor en los mercados”, declaró a The New York Times el exsecretario general de la OPEP René Ortiz, también exministro de Energía de Ecuador.
EEUU se encuentra ante el reto de dar salida al aumento del petróleo que generan yacimientos no tradicionales de placas de esquisto, que ofrecen un crudo ligero, y hacerlo con unos costes bajos y unos precios internacionales que rentabilicen la inversión.
La caída en los precios que se agudizó a partir de fines de 2014 hizo mucho daño a los productores estadounidenses, y tuvo un especial impacto meses después, aunque todavía en 2015 pudo cerrar el año con niveles récord en la producción de crudo.
Las medidas aplicadas por la OPEP para hacer frente al exceso de oferta global de crudo, a fines de noviembre de 2016, generaron una recuperación en los valores del barril, lo que derivó en la recuperación de muchas plataformas estadounidenses que habían dejado de operar porque los costes no lo justificaban.
Según datos de la firma Baker Hughes difundidos este viernes, la semana pasada había 763 plataformas petrolíferas activas en el país, más del doble de las 351 que había por estas fechas el año pasado.
De las últimas 25 semanas, 24 se han saldado con un aumento en la cantidad de plataformas operando.
Cálculos de la firma Occidental Petroleum indican que EEUU puede llegar a exportar tres millones de barriles diarios en los próximos años.
Ello puede generar un desafío más para la OPEP, que progresivamente ha venido perdiendo poder a la hora de imponer globalmente unos niveles de precios por el peso que ejercen productores no vinculados a ese cártel.
Según Tom Kloza, de la firma Oil Price Information Service, la OPEP ya sólo puede jugar con algo de influencia en los precios cuando algunos de sus miembros, como Libia o Nigeria, tienen problemas en su producción.
“Pero cuando todos los demás están produciendo, (los países de la OPEP) no puede unirse ni controlar los precios como estaban acostumbrados”, declaró Kloza a la cadena financiera CNBC.
Previsiones del Departamento de Energía de Estados Unidos anticipan que en 2018 el país puede llegar a producir diez millones de barriles diarios, la tercera parte de la cuota de producción que tiene ahora la OPEP.
Pero esos diez millones de barriles es la misma producción que tiene ahora Arabia Saudí, la ficha mayor dentro de la OPEP.
Los aumentos en la producción de petróleo de Estados Unidos han venido generando una reducción lógica en sus importaciones. En la última semana de junio compró fuera un promedio de 7,92 millones de barriles diarios, frente a los 10,55 millones que adquirió en junio de 2007.
Todavía va a seguir dependiendo del petróleo que tiene que buscar afuera, entre otras razones porque las refinerías estadounidenses están más acostumbradas al petróleo más pesado que puede llegar de México, Venezuela y Canadá.
Pero, curiosamente, entre los compradores del petróleo estadounidense se encuentra Venezuela, gracias a la calidad del crudo que le viene del norte: en abril pasado, los venezolanos compraron a los estadounidenses 40.000 barriles diarios de crudo.
EFE