Redacción.-La reciente incautación del petrolero iraní Skipper por parte de Estados Unidos frente a las costas de Venezuela intensificó las tensiones entre la administración de Donald Trump y el régimen de Nicolás Maduro, en un contexto de sanciones ampliadas y amenazas de acciones militares. Esta operación busca frenar el flujo de recursos que, según Washington, financian al régimen venezolano y al narcoterrorismo internacional.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó que el buque será trasladado a un puerto estadounidense y que el petróleo a bordo será incautado, aunque subrayó que se respetará el proceso legal correspondiente.
Leavitt enfatizó: “No nos quedaremos de brazos cruzados viendo cómo buques sancionados navegan por los mares con petróleo del mercado negro, cuyas ganancias alimentarán el narcoterrorismo de regímenes corruptos e ilegítimos en todo el mundo”.
La operación contra el Skipper se enmarca en una ofensiva más amplia. El jueves, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos impuso nuevas restricciones a tres sobrinos de Cilia Flores, esposa de Maduro, y sancionó a seis superpetroleros y a las compañías navieras asociadas. Según el Tesoro, estos buques incurrieron en prácticas de transporte engañosas y continúan proporcionando recursos financieros al régimen venezolano.
La incautación del buque, que opera bajo bandera de Guyana, coincide con una serie de acciones contra la llamada “flota oscura”, compuesta por petroleros que transportan crudo entre países sancionados en violación de las regulaciones marítimas internacionales.




