REDACCIÓN.-La Convención Nacional Demócrata, que comienza este lunes, culmina un proceso que comenzó el 27 de junio, el día en que Biden y el expresidente republicano Donald Trump celebraron el que debía ser el primer debate televisado, el más tempranero de la historia y que se daba antes de que ambos aspirantes presidenciales fueran confirmados en sus respectivas convenciones.
Eso era lo de menos- ambos eran considerados ya inamovibles. La actuación dubitativa y a ratos balbuceante de Biden levantó una inminente preocupación sobre su capacidad de cumplir un segundo mandato en plenas facultades a sus 81 años.
Por si fuera poco, dos semanas después, el 13 de julio, Trump estuvo apunto de morir asesinado por una bala que le rozó la oreja derecha y que lo consolidó, junto con el arreón en la Convención Nacional Republicana, como el favorito en la carrera presidencial.
Pero la certidumbre y las esperanzas han vuelto a instalarse en la campaña demócrata y en un tiempo récord todo el aparato del partido se ha volcado en una nueva fórmula presidencial, la que componen Harris y el gobernador de Minesota, Tim Walz, desde hace solo diez días.