ITALIA.-Los líderes de las siete democracias más ricas del mundo iniciaron este jueves en Italia su cumbre anual buscando sellar un acuerdo para un ambicioso plan de ayuda a Ucrania en forma de préstamo de 50.000 millones de dólares, financiado con los activos rusos bloqueados por Occidente.
Los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y Francia, Emmanuel Macron, así como los primeros ministros de Canadá, (Justin Trudeau), Reino Unido (Rishi Sunak), Japón (Fumio Kishida) y Alemania (Olaf Scholz) se unieron a la anfitriona, la primera ministra italiana Giorgia Meloni, en el resort de lujo de Borgo Egnazia, en la región sureña de Apulia, junto al mar Adriático.
También asistieron la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von Der Leyen, y el del Consejo Europeo, Charles Michel.
El objetivo es usar los intereses que generen los cerca de 300.000 millones de euros (325.000 millones de dólares) en activos rusos, congelados por los aliados occidentales tras la invasión de febrero de 2022, como garantía para otorgar un crédito de 50.000 millones de dólares a Ucrania.
Los líderes invitados: Milei, Lula, Modi y el papa Francisco
La primera ministra italiana Giorgia Meloni también invitó a una docena de líderes que no pertenecen al grupo, entre ellos los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y Argentina, Javier Milei.
Milei tiene tiene en la agenda reuniones bilaterales el viernes con Meloni y el presidente francés Macron, así como con la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, y del Banco Mundial, Ajay Banga. Se espera que el presidente argentino llegue a última hora de esta tarde para asistir a la cumbre.
A la lista de invitados se suman el primer ministro indio, Narendra Modi, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, el rey Abdalá II de Jordania o el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
Pero quizás uno de los más inesperados sea el papa Francisco, que esta vez no viene solo como líder espiritual sino también para dar una charla el viernes sobre inteligencia artificial y “algorética” (la ética de los algoritmos), una cuestión que preocupa al Vaticano.