CARACAS, VENEZUELA.-El impacto del ataque del Gobierno de Estados Unidos a una lancha que se movilizaba por el mar Caribe el 1 de septiembre de 2025, ha sido especialmente profundo en San Juan de Unare, una localidad de la frontera venezolana marcada por la pobreza, la violencia y la presencia del crimen organizado desde hace más de dos décadas.
La región de San Juan de Unare, situada en el estado Sucre, ha sido históricamente un punto de tránsito para el narcotráfico y, en años recientes, también para el tráfico de personas, en el contexto del éxodo venezolano hacia el Caribe.
La transformación de la costa de Sucre, tradicionalmente identificada por su actividad pesquera, hacia escenarios dominados por el narcotráfico y el crimen organizado, ha quedado expuesta tras recientes episodios violentos en la región.
Según una investigación de El Estímulo, poblaciones como Güiria, Puerto Santo y San Juan de Unare han dejado atrás su perfil turístico y productivo para convertirse en puntos clave dentro de las rutas del tráfico ilegal de drogas y contrabando.
El deterioro económico y la escasez de alternativas laborales han llevado a que muchos pescadores abandonen sus oficios originales para involucrarse en actividades ilícitas, comenzando con el tráfico de gasolina y migrantes, hasta integrarse plenamente en circuitos del narcotráfico.