Redacción Internacional.-El Cartel de los Soles, organización surgida en la década de 1990 y consolidada durante los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, se ha convertido en una red de narcotráfico con alcance internacional.
Según investigaciones como las de la ONG InsightCrime, el grupo utilizó infraestructura estatal y militar de Venezuela para transportar cocaína hacia el Caribe, Centroamérica, África, Medio Oriente y Europa, tejiendo alianzas con las FARC, el ELN y el Cartel de Sinaloa.
Durante los últimos años, altos mandos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, funcionarios del chavismo y figuras cercanas a Maduro han sido vinculados a esta estructura. El control territorial, incluso mediante procesos electorales cuestionados, ha servido para asegurar rutas estratégicas del narcotráfico y reforzar la operatividad del cartel.
En julio, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos designó al Cartel de los Soles como “Terrorista Global Especialmente Asignado”, y pocos días después Washington elevó a 50 millones de dólares la recompensa por información que lleve a la captura de Maduro, cifra que supera la que en su momento se ofreció por Osama Bin Laden.
Al mismo tiempo, la fiscalía estadounidense anunció la incautación de bienes del mandatario venezolano valorados en 700 millones de dólares, entre ellos propiedades, aeronaves y joyas.
El cartel también fue catalogado como organización terrorista por el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, debido a su actividad en la región. En Estados Unidos, la justicia mantiene abiertos procesos contra Maduro por conspiración para importar cocaína, delitos de narcoterrorismo y posesión de armamento de uso militar.
Con la caída de la economía venezolana y el éxodo de millones de ciudadanos, el Cartel de los Soles se consolidó como pieza clave para el régimen de Maduro, que se apoya cada vez más en la cúpula militar y en redes ilícitas para mantenerse en el poder.