SANTO DOMINGO. – El Día Internacional de la Mujer, reconocido por las Naciones Unidas en 1975, es una fecha que invita a reflexionar sobre el papel fundamental que la mujer está llamada a desarrollar en la sociedad. Este día, que se celebró por primera vez el 19 de marzo de 1911, tiene sus raíces en acontecimientos históricos que han ido forjando y esculpiendo su significado hasta nuestros días.
A principios del siglo XX, en un contexto de profundas desigualdades laborales, políticas y sociales para las mujeres, los movimientos obreros y de derechos civiles se fortalecieron, con la participación destacada de mujeres que exigían mejores condiciones en su trabajo y la igualdad de oportunidades. Una de las primeras manifestaciones reconocidas ocurrió el 8 de marzo de 1908 en Nueva York, donde 15.000 mujeres marcharon para exigir un horario más humano, salarios dignos y el derecho al voto.
Tres años después, en 1911, sucedió un hecho trágico que marcó profundamente la lucha por los derechos laborales femeninos: el incendio en una fábrica donde murieron 146 trabajadoras debido a las pésimas condiciones de seguridad. Este evento conmocionó al mundo y generó un impulso renovado en las demandas por un trato de mayor dignidad para las trabajadoras.
Ese mismo año estos movimientos se habían extendido por diferentes países y contaron con el liderazgo de distinguidas mujeres católicas como Margaret Fletcher en Inglaterra, que trabajó incansablemente en la promoción de los derechos de la mujer y su participación en la educación; Agnes Reagan en Estados Unidos, que estableció la presencia de mujeres católicas en el movimiento de reformas sociales de su país, o la extraordinaria Margit Slachta, primera mujer en el parlamento de Hungría que, además de fundar la Unión de Mujeres Trabajadoras Católicas y las Hermanas del Servicio Social, luchó contra las leyes antisemitas y protegió a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial poniendo su vida en serio peligro.