REDACCIÓN INTERNACIONAL. – Este martes el presidente Joe Biden anunció una nueva política para la frontera sur, con México, que restringirá el número de peticiones e ingresos a los Estados Unidos, en medio de la crisis migratoria que atraviesa el país desde hace años.
Funcionarios de la administración demócrata respaldaron a las objeciones de grupos defensores de estas minorías e, incluso, de senadores demócratas, y sostuvieron que se trata de “medidas decisivas para fortalecer nuestra seguridad”, que se suman a las políticas que se vienen implementando desde hace meses.
La norma establece que las autoridades estadounidenses podrán deportar a quienes no superen unos estrictos estándares que los oficiales implementarán cuando la cifra de solicitantes de asilo por día supere las 2.500, durante un período de siete días.
Habrá excepciones reservadas para niños no acompañados, víctimas del tráfico, situaciones humanitarias, emergencias médicas y amenazas de vida. Los procesados para deportación acelerada solo serán remitidos para una reevaluación por peligro si éstos lo manifiestan.
“El Presidente está comprometido en seguir tomando acciones, ya sea mediante el Congreso o sus autoridades, para garantizar que la frontera se mantenga segura y arreglemos nuestro sistema migratorio”, explicó Emily Mendrala, asistente adjunta del Presidente y Asesora Principal para Migración y Coordinación de la Frontera Suroeste.
Estados Unidos registró un fuerte aumento en las solicitudes de asilo en la frontera con México desde 2020 y está en uno de sus puntos más altos; sólo en el último año se ha expulsado a más de 750.000 personas más que en cualquier otro momento desde 2010.