INTERNACIONAL.- La constante búsqueda por encontrar vida fuera de la Tierra llevó a un grupo de investigadores en Suiza a desarrollar un telescopio con el que esperan hallar vestigios o información de vida extraterrestre.
Científicos del Instituto Federal de Tecnología de Zurich (ETH) ha estado trabajando en este ambicioso proyecto llamado: el Telescopio LIFE (Gran Interferómetro de Exoplanetas). Este instrumento se ha creado con el propósito específico de explorar las atmósferas de exoplanetas en busca de biofirmas, señales que podrían indicar la presencia de vida más allá de nuestro sistema solar.
El dispositivo está diseñado con cinco espejos independientes que trabajan en conjunto para amplificar la capacidad de observación del telescopio, permitiendo una exploración más detallada y precisa del universo.
Está ubicado estratégicamente en el punto de Lagrange 2, a aproximadamente 1.5 millones de kilómetros de la Tierra y se encuentra en una posición privilegiada para estudiar el cosmos en busca de signos de vida.
El funcionamiento se basa en el análisis de los espectros atmosféricos de los exoplanetas, buscando marcadores químicos que podrían indicar la presencia de vida extraterrestre. Específicamente, el telescopio se enfoca en la detección de sustancias como el ozono, el metano y el óxido nitroso, conocidas como bioindicadores potenciales.
Utilizando la atmósfera terrestre como modelo de prueba y de entrenamiento, los científicos han demostrado la capacidad del telescopio para detectar una variedad de sustancias químicas, incluyendo dióxido de carbono, agua, ozono y metano. Estas pruebas preliminares han tenido éxito, destacando el potencial del Telescopio LIFE para tener más opciones de encontrar vida más allá de la Tierra.
El desarrollo del telescopio ha sido un proceso que ha involucrado años de investigación. Desde 2017, el Instituto Tecnológico Federal de Zurich ha liderado este proyecto, utilizando simulaciones avanzadas para probar la efectividad del telescopio en la detección de vida extraterrestre.
Una de las simulaciones más destacadas implicó colocar a la Tierra a 30 años luz de distancia y probar si el Telescopio LIFE sería capaz de detectar signos de vida en nuestro propio planeta. El resultado tuvo los resultados esperados, lo que genera confianza para tener una base que permita llevar a cabo futuras investigaciones y exploraciones.
Aunque este dispositivo ha demostrado ser un concepto prometedor en la búsqueda de vida extraterrestre, aún quedan desafíos por superar. La competencia en el campo de la exploración espacial es feroz, con otros proyectos ambiciosos como el Observatorio Europeo Austral compitiendo por recursos y atención.
Un grupo de astrónomos que operan este telescopio ha encontrado indicios de vapor de agua en un exoplaneta rocoso examinado gracias al telescopio espacial, pero hay dudas sobre si eso puede indicar que tiene una atmósfera o proviene de su propia estrella, y determinarlo necesitará más investigaciones.
Utilizando un espectógrafo de infrarrojo cercano (NIRSpec) a bordo del aparato, los expertos de la Agencia Espacial Europea (ESA) realizaron el hallazgo, y aclararon que aunque se había observado vapor de agua en exoplanetas gaseosos, no se había detectado ninguna atmósfera en torno a un exoplaneta rocoso, como es GJ 486b, ubicado a 26 años luz de la Tierra.
El estudio fue encabezado por la astrónoma Sarah Moran, de la Universidad de Arizona en Tucson, que explicó que el exoplaneta rocoso GJ 486 b muestra “desconcertantes indicios de vapor de agua”.
Este cuerpo se ubica cerca de una estrella, y tiene una temperatura de 430 grados Celsius. Los investigadores señalan que, si el vapor de agua está asociado con el planeta, es que posee una atmósfera, pese a la altísima temperatura y a la proximidad de su estrella.