REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Una gran cantidad de armas, granadas, municiones y droga fue nuevamente hallada durante una operación militar efectuada este viernes en la Penitenciaría del Litoral, la cárcel más grande y poblada de Ecuador, escenario de la última masacre carcelaria ocurrida en el país.
La Secretaría de Comunicación de la Presidencia informó de que un contingente de las Fuerzas Armadas realizó una segunda intervención en el Pabellón 3 de la Penitenciaría, situada en Guayaquil y llamada oficialmente como Centro de Privación de Libertad Guayas Número 1.
Este segundo operativo se realizó en el marco del estado de excepción que rige desde el martes en todo el sistema de prisiones del país para restablecer la paz, luego de que a la par de la masacre también hubiese amotinamientos en otras siete cárceles donde fueron retenidos 137 funcionarios de prisiones.
Unos mil militares ejecutaron la operación en la que hallaron 27 armas de fuego, 17 granadas de mano, 15 explosivos caseros, 7.000 balas de calibre 9 milímetros y 4.500 municiones de calibre 5,56.
También han encontrado 32 armas blancas, 100 envoltorios con droga, 43 teléfonos móviles y varias herramientas de ferretería, precisó la Secretaría en un comunicado.
Este decomiso se suma al ya anunciado el pasado miércoles, cuando en una operación similar los militares hallaron 14 fusiles de largo alcance, 23 pistolas de 9 milímetros, 2 revólveres de calibre 38 milímetros y 2 subametralladoras Mini Uzi.
En esa ocasión también encontraron un lanzagranadas, seis granadas de mano, dos granadas de gas, catorce chalecos antibalas, 251 municiones 5,56, 45 de 7,62, 279 de 9 milímetros, 56 de 38 milímetros, una docena de cartuchos calibre 12 para escopeta y 1.500 balas a granel de calibres variados.
En esa primera incautación se hallaron además 65 tacos de explosivos en gel, seis artefactos explosivos de fabricación artesanal, machetes, cuchillos y puñales.
Los soldados asimismo encontraron en los pabellones de la Penitenciaría cocaína y marihuana, así como 149 teléfonos móviles, 10 radios de comunicación, videoconsolas, televisores y equipos de aire acondicionado.
El pasado martes, el presidente ecuatoriano, el conservador Guillermo Lasso, decretó un estado de excepción en todo el sistema penitenciario nacional para frenar los enfrentamientos entre bandas de reos que se disputan el control de las prisiones.
El enfrentamiento en la Penitenciaría de Guayaquil provocó una nueva masacre que dejó 31 muertos, según la Fiscalía, aunque la Policía informó que se habían encontrado cerca de una treintena de “piezas anatómicas”, lo que da cuenta de la crueldad de los asesinatos, donde hubo cuerpos desmembrados.
Esta matanza en la Penitenciaría del Litoral, que alberga a unos 5.600 reclusos, es la más reciente de una serie de masacres ocurridas en Ecuador desde 2020, que han dejado más de 400 reos asesinados por enfrentamientos entre reclusos de bandas rivales que se disputan el control interno de las prisiones del país.
La situación de violencia también se ha trasladado a las calles, donde se reportan a diario asesinatos en la vía pública y la ejecución de otros delitos, sobre todo de extorsión, secuestro, robo y asaltos.
Especialistas en temas de seguridad han afirmado que el enfrentamiento entre las bandas criminales tiene relación con la disputa del control de rutas para el tráfico ilegal de drogas, sobre todo en las zonas portuarias que se han convertido en un trampolín para el envío de los alcaloides a los grandes mercados de consumo como son Estados Unidos y Europa.