Redacción Internacional.– Dani Alves habla por primera vez desde que le acusaron por presunta agresión sexual. Lo hace desde la cárcel y asegura que ha perdonado a la víctima. Estamos perplejas con las declaraciones que acaba de dar. Dicen a veces que si tus palabras no valen más que tu silencio, es mejor guardarlas… Pues parece que a Dani Alves nunca le han aconsejado nada similar.
El exfutbolista se encuentra en prisión preventiva y sin fianza desde hace cinco meses tras la acusación de presunta agresión sexual a una chica en una discoteca de Barcelona. Desde entonces, Dani Alves no había realizado ninguna declaración pública al respecto, todo lo que se sabía era lo que decía Joana Sanz tras enterarse de lo ocurrido. Vaya panorama… Ahora ha decidido romper su silencio y ha explicado su versión de los hechos públicamente.
Lo más fuerte de todo es que el brasileño ha pronunciado unas palabras que ha dejado al mundo atónito: "No sé si ella tiene la conciencia tranquila, si duerme bien por las noches. Pero yo la perdono"… ¡Madre mía! Después de todo lo que ha ocurrido, que la chica haya renunciado a su inmenización para no perder credibilidad, no ha servido de nada… Y él, además, la perdona. Parece que el exfutbolista no tiene mucho miedo de las consecuencias que pueda tener.
Parece ser que la versión que ha dado sería la definitiva, después de haberla cambiado en varias ocasiones. En su defensa, ha alegado que lo hizo porque tenía "miedo de perder a Joana" y que no contaría lo que pasó hasta que le pudiese contar a su mujer "lo que había pasado realmente", y asegura que "le pedí perdón".
En la versión que ha dado Dani Alves a los medios de comunicación ha reiterado varias veces que no obligó a la víctima a "hacer nada de lo que hicimos", como era de esperar. Además, asegura que a penas hablaron mientras mantenían relaciones sexuales… Si eso es cierto, ese silencio a lo mejor podría de haberse interpretado por parte del exfutbolista. Aun así, según él, los hechos ocurrieron de la siguiente manera…
Estuvieron bailando un rato "muy pegados" y él le ofreció ir al baño al tema. Cuenta que la chica tardó unos minutos en ir y que finalmente entró. "Ni cerré la puerta con pestillo", asegura, haciendo alusiones a que la chica podría haberse ido porque él "estaba sentado". Además, dice que las marcas que la chica tenía en la rodilla eran rasguños por una felación y que cuando se fue llorando sería porque "se sintió mal después de hacerlo".