Santo Domingo.- Este martes 30 de mayo la República Dominicana, conmemora 61 años del ajusticiamiento de Rafael Leónidas Trujillo, para el pueblo dominicano el 30 de mayo del 1961 simbolizó el final de “La Era” del terror, de espeluznante persecución y tortura, de muerte, de robo y de absoluta ausencia de las libertades y grosera violación de los derechos humanos.
La oprobiosa “Era del tirano Trujillo, 1930-1961” y su ajusticiamiento son tareas permanentes de estudios para fortalecer nuestra memoria histórica a los fines de que las presentes y futuras generaciones construyan un sólido dique moral, ético y patriótico para un ¡Nunca jamás a la tiranía y a las injusticias” en la RD.
El ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo se produjo el 30 de mayo de 1961, en la avenida George Washington cuando se dirigía a su casa en San Cristóbal
El ajusticiamiento de Rafael Leónidas Trujillo, fue la coronación de una conspiración tramada en el seno de varias de las más influyentes familias dominicanas, hartas de los excesos del régimen del tirano.
Se produjo en la avenida George Washington cuando el generalísimo (como también se le llamaba), se dirigía a su casa en San Cristóbal.
En dicha vía fue sorprendido por un complot cuyos integrantes eran: Salvador Estrella Sadhalá, Antonio Imbert Barreras, Antonio de la Maza, Huáscar Tejeda, teniente Amado García Guerrero, Roberto Pastoriza y Pedro Livio Cedeño.
Los antes mencionados alcanzaron el vehículo en que viajaba Trujillo y lo tirotearon, logrando terminar con la vida del tirano, pero su plan no fue del todo perfecto, porque después que se diera a conocer la noticia de que este estaba muerto los agentes del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), se lanzaron a buscar pistas y encontraron a muchos de los integrantes del complot.
La escena donde se produjo el ajusticiamiento de Trujillo no fue limpiada, se dejaron armas registradas a nombre de los conspiradores, el auto de uno de ellos también fue abandonado cerca del lugar del crimen, pero el error que causó la muerte de todos los conspiradores fue el no haber matado a Pedro Livio Cedeño, quien resultó herido de gravedad, aunque no se sabe a ciencia cierta quién le propinó las heridas, y el no preocuparse en matar al chofer de Trujillo Zacarías de la Cruz.
Con la muerte de Rafael Leónidas Trujillo, se puso fin a una de las dictaduras más siniestras del Siglo XX.