Redacción Internacional.- Las autoridades turcas detuvieron con órdenes de arresto a unas 130 personas supuestamente implicadas en la construcción de edificios que se derrumbaron y sepultaron a sus ocupantes.
La cifra de muertos por los sismos del lunes llegaba el domingo por la mañana a 33,185 personas, con más de 92,600 heridos, y había certeza de que seguiría subiendo conforme se encontraran más cadáveres.
La desesperación impulsaba también la indignación hacia la lentitud de los esfuerzos de rescate, y la atención se centraba en quién era responsable por no preparar mejor a la gente en una región propensa a los terremotos. El sismo golpeó también una zona de Siria que llevaba años sufriendo por la guerra civil.
Aunque sobre el papel Turquía tiene normas de construcción que cumplen los estándares actuales de ingeniería contra terremotos, estos protocolos no suelen aplicarse, lo que explica por qué miles de edificios se derrumbaron hacia un lado o de arriba abajo sobre sus residentes.
El ministro de Justicia de Turquía Bekir Bozdag indicó el domingo que 131 personas están siendo investigadas por posible responsabilidad en la construcción de los edificios.
Bozdag ha prometido castigar a todos los responsables y la fiscalía ha empezado a tomar muestras de materiales empleados en las construcciones para utilizarlas como pruebas. Aunque los terremotos fueron fuertes, víctimas, expertos y gente en toda Turquía culpaban a la mala construcción de haber multiplicado la devastación.
Las autoridades detuvieron también a dos personas en la provincia de Gaziantep acusadas de haber cortado pilares para ganar espacio en un edificio que se derrumbó, según la agencia estatal de noticias Anadolu.
Los sobrevivientes, muchos de los cuales perdieron seres queridos, también han dirigido su frustración y su ira hacia las autoridades.