Santo Domingo – En una fecha como la de hoy, hace 15 años, murió Joaquín Balaguer, presidente de la República Dominicana durante 24 años. Su deceso se produjo en la madrugada a dos meses de cumplir los 96 años de edad.
'La nación ha despertado estremecida', proclamó en ese entonces el presidente, Hipólito Mejía, socialdemócrata, quien subrayó la pérdida de 'uno de los más connotados líderes políticos dominicanos', a quien también calificó como 'sostenedor de nuestra democracia'.
Balaguer, que gobernó la República Dominicana con un estilo autoritario y paternalista al mismo tiempo, seguía siendo el personaje más influyente en la vida política del país.
Después de 10 días hospitalizado por una úlcera sangrante, quien fuera presidente de la República Dominicana en siete ocasiones distintas se encontraba 'durmiendo serenamente cuando los monitores registraron un cambio del ritmo cardiaco', según el médico Luis Rojas. Finalmente, a las 4.30, hora local (10.30 en la España peninsular), se certificó su muerte.
Los elementos de realismo mágico que caracterizaron la vida de este político conservador, que gobernó completamente ciego y casi inválido, se repitieron ayer en la vivienda de Balaguer, donde por expreso deseo suyo serán expuestos sus restos hasta el próximo miércoles. Tal como él pidió, están siendo velados fuera de un féretro, en su propia cama. Entre los cientos de simpatizantes que se congregaron en la residencia tras hacerse público el deceso, dos horas después de ocurrir, había muchos desharrapados que, visiblemente consternados, blandían gallos vivos, símbolo de su partido, el Reformista Social Cristiano (PRSC), y fotografías de campaña de Balaguer.
El coche fúnebre en que llegó el cadáver iba conducido por el dueño de la prestigiosa funeraria local en la que fue embalsamado, el potentado Fernando Redondo. En el control del tumulto se fajaron personalmente el jefe de los guardaespaldas del presidente de la República, Pepe Goico; el director de la Defensa Civil; el almirante Lora Salcedo, y el mayor general Pedro Candelier, director de la Autoridad de Tránsito, entre otras autoridades.
'Hemos perdido el sostén', decía en esa ocasión su sobrino Joaquín Ricardo Balaguer, reconociendo que el PRSC se queda descabezado y sumido en la incertidumbre. El presidente Mejía, compungido, se refirió a los 'valiosos consejos' que le brindó Balaguer hasta pocos días antes de ser hospitalizado. 'En los últimos años Balaguer fue el equilibrio. Todos los partidos de la oposición tuvieron que ir donde él a oír sus consejos', señaló el senador socialdemócrata Enrique López.
Odiado y amado a partes iguales, Balaguer, hijo de catalán, fue repetidamente acusado de asesinatos y desapariciones de centenares de opositores de izquierda durante sus gobiernos, especialmente durante los llamados sangrientos doce años, de 1966 a 1978. En una encuesta realizada en 1994, un 75% de los dominicanos le otorgaba 'poderes sobrenaturales'. En sus memorias, escritas en 1988, 'casi al borde del sepulcro', según él, dejó una página en blanco, con instrucciones de que la rellenaran a su muerte, sobre el asesinato del periodista Orlando Martínez, una de las víctimas de sus gobiernos.
Balaguer inició su vida pública a finales de los años veinte. Durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo fue secretario de la Embajada dominicana en Madrid entre 1932 y 1935. Tras ocupar puestos relevantes en la tiranía de Trujillo, inauguró en 1966 sus presidencias en una democracia condicionada por la guerra fría. Durante 12 años ininterrumpidos anuló por todos los medios a la oposición. Perdió las elecciones de 1978 y 1982 frente a los socialdemócratas. Volvió a ganar en 1986, 1990 y en 1994. Ese año, ante un escandaloso fraude electoral, se vio forzado a celebrar elecciones en 1996, a las que