Santo Domingo.- El Premio Nacional de Literatura, Tony Raful, ponderó la incidencia en el fortalecimiento de la identidad dominicana de los Premios Nacionales de Periodismo y Literatura Gastronómica de la Fundación Sabores Dominicanos (FSD) y abogó porque los mismos, además de convocar escritores dominicanos interesados en el tema, despierten el interés de muchos sectores que se sienten ajenos a este tipo de literatura.
Raful, presidente del jurado, abordó la dimensión literaria del certamen durante una intervención compartida con el veterano periodista Ramón Colombo, quien abordó el tema desde el aspecto periodístico, durante la premiación a los ganadores de la primera versión del Premio Nacional de Periodismo Gastronómico Simón Romero y Premio de Literatura Gastronómica Julio Vega Batlle, en la Sala Aída Cartagena Portalatín, de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña.
“Pienso que en la medida en que se profundiza y desarrolla el estímulo a este tipo de literatura estamos afianzando la lucha de la identidad nacional”, externó Raful, para de inmediato recordar que el profesor Juan Bosch, durante su gobierno democrático en 1963, rompió el protocolo en el Palacio Nacional al sustituir las exquisitas bebidas tradicionales, por brindis de agua de coco a las delegaciones, comitivas y embajadores marcando, a su entender, un camino de identificación con el alma nacional, a nivel de la política, con lo que produce el país.
El escritor apuntó que nacionalidad es un concepto abstracto que debe ser llenado con la comida, bebida y lenguaje del dominicano, como forma de fortalecer nuestra propia figura y dimensión social en este mundo tan convulsionado donde por momentos nos beneficiamos de la expansión de la apertura, pero también nos debilitan cuando quieren evitar que definamos nuestra condición de dominicanos.
Entiende que los alimentos forman parte esencial de nuestra cultura y del proceso cultural que muchas personas no saben precisar, exponen diversas manifestaciones de la vivencia del desarrollo humano y es un elemento emblemático del desarrollo de los pueblos y de la identidad, por lo que conocer ese proceso acumulativo a través de las coordenadas históricas que han confluido en ese tipo de selección de textos presentados en el concurso constituye un aporte esencial al conocimiento, al propio ensanchamiento de la cultura y a la evaluación de esos procesos.
Raful consideró que los trabajos premiados “son excepcionales, de una calidad extraordinaria y, para mí, realmente es algo nuevo desde el punto de vista de que no conocíamos este tipo de publicación, de vivencia, de amor envuelto de lo que es la definición del proyecto nacional dominicano.”
Tras recrear la experiencia que vivió junto a Valentín Amaro y Nan Chevalier con quienes compartió el jurado en la categoría Cuento, y ponderar el buen uso y soltura del lenguaje y el desbordamiento en la escritura que enriqueció y fortaleció los textos, Raful anunció que están en la disposición de seguir colaborando y trabajando con la Fundación Sabores Dominicanos.
Los Premios de Periodismo y Literatura Gastronómica galardonarán cada dos años a un ganador único en Literatura (desierto en esta primera versión) y tres ganadores en las categorías Cuento y Ensayo, así como tres reconocimientos honoríficos, con el fin de incentivar la investigación, el análisis, la creatividad y la exposición nacional e internacional de la gastronomía dominicana.
Ramón Colombo: El periodismo ha cambiado el tratamiento a la culinaria dominicana
Durante su intervención, que adelantó hacía también a nombre del jurado Mario Rivadulla, Ramón Colombo consideró la premiación como un “doblemente importante acontecimiento, por exaltar uno de los principales patrimonios culturales del país: Nuestra grandiosa gastronomía, que sintetiza los mejores símbolos de la idiosincrasia dominicana, e importante también por reconocer el magnífico ejercicio periodístico que merecidamente la lleva orgullosa ante el mundo.
Consideró que en las últimas dos décadas el periodismo gastronómico ha logrado cambiar la actitud ante la culinaria dominicana, al detener lo que calificó como “algunas irritantes realidades de antaño”, como el asombro y la risa que provocó la petición de un mangú por uno de varios amigos con los que visitó hace años un restaurante de primera.
“¿Y por qué no?”, se dijo, al tiempo que recordó que en México una ley obliga, sin excepción, a todo restaurante a incluir en el menú por lo menos un plato de comida mexicana o una versión adaptada al lugar.
Celebró que actualmente miles de turistas a diario se deleitan con la comida dominicana. “Mucho ha tenido que ver con estos cambios el periodismo gastronómico expresado en múltiples formas en todas las categorías de medios nacionales e internacionales. De ahí el merecimiento de estos premios tan valiosos y trascendente como otros tipos de premiaciones periodísticas”, manifestó Colombo.
El periodista, añadió, ha sido en todas las épocas el mejor testigo de los hechos y el más generoso contribuyente a la difusión de las ideas que propenden a los cambios de consciencia y al progreso social.
Por esa razón llamó a los organismos públicos y privados relacionados con la difusión cultural hacia el país y hacia el extranjero a que asuman el periodismo gastronómico en general como un componente de su labor.
Asimismo, estimó necesario que al periodismo gastronómico le den más participación y correspondencia en los espacios mediáticos, en un país que debe revalorarse permanentemente.