SANTO DOMINGO.-Este 31 de enero de cada año se celebra en nuestro país el Día Nacional de la Juventud, en honor a San Juan Bosco, el llamado Padre y Maestro de la Juventud, un santo que se dedicó completo al trabajo con los jóvenes de las calles y delincuentes de la Italia del Siglo XIX. Don Bosco, el santo de los/as jóvenes, fue declarado “Padre y Maestro de la juventud” por Juan Pablo II. Una vida entera dedicada a los/as jóvenes, especialmente los/as más pobres, para llevarles el amor de Dios.
Este gran educador nació el 16 de Agosto de 1815 en I Becchi, cerca de Turín, ciudad del norte de Italia, en el seno de una familia de pobres campesinos. Quedó huérfano de padre a los dos años. Su madre, Margarita Occhiena (Mamá Margarita), educó a sus hijos con amor y energía. De ella aprendió Juan Bosco a trabajar la tierra y a ver a Dios presente en cada momento o circunstancia de la vida.
n sueño providencial marcó la vida del pequeño Juan desde los nueve años. Quiso ser sacerdote para dedicarse a los niños y a los jóvenes más pobres y abandonados. Por ellos trabajó y estudió desde su adolescencia. Aprendió juegos y malabarismos en las ferias de los pueblos para después entretener, a la vez que hacía de catequista, a sus compañeros y amigos. Aprendió varios oficios para poder pagar los estudios en el seminario.
Su ordenación sacerdotal fue el 5 de Junio de 1841. Cuando tenía 26 años llegó a la ciudad de Turín. Su director espiritual, llamado Don Caffaso, le dijo una vez: “Camina y mira a tu alrededor”. Y eso hizo, miró las dificultades de los/as jóvenes de su tiempo. La ciudad de Turín, en plena revolución industrial, estaba llena de jóvenes pobres, que vivían entre vicios y peleas: muchachos en situación de calle vagabundean por la ciudad, muchos de ellos huérfanos, que vivían en cinturones de miseria.
El 8 de diciembre de 1841 acogió a Bartolomé Garelli, el primer muchacho en situación de calle. A los tres días tenía consigo a 9 muchachos; seis meses más tarde a 80. Así nació el Oratorio salesiano.Empezaron así a funcionar en 1853 en el barrio de Valdocco, en Turín, los primeros talleres de formación técnica. El mismo fue el primer maestro. Renunció a una vida cómoda para dedicarse a la juventud. Sufrió atentados, enfermedades, amenazas y hasta lo tuvieron por loco.
El 18 de diciembre de 1859, para trabajar con los muchachos, especialmente los más necesitados, fundó la Sociedad Salesiana, con un grupo de jóvenes que había acogido en su oratorio y que encontraron en él un Padre y un Maestro.
Con el método educativo de Don Bosco, conocido como el Sistema Preventivo, basado en la razón, el amor y la fe, muchos encontraron la felicidad y aprendieron a ser “buenos cristianos y honrados ciudadanos”, lema que resume el ideal educativo salesiano.
Murió el 31 de enero de 1888, diciendo a los salesianos: “Hagan el bien a todos, el mal a nadie… Digan a mis muchachos que los espero a todos en el Paraíso”.
El 1 de abril de 1934, Pío XI, que lo había conocido personalmente, lo canonizó. En el centenario de su muerte, Juan Pablo II lo declaró y proclamó “Padre y Maestro de la Juventud.”
Un escritor francés, Georges Lairesse, describe a Don Bosco como “hombre de gran personalidad, de carácter voluntarioso, sensible a los problemas de la juventud de su tiempo, trabajador incansable y audaz que vivió la pedagogía del amor”. Fue un pedagogo práctico, uno de los grandes educadores de la historia.