Redacción Internacional.- Cada 10 de septiembre, desde 2003, la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio junto a la Organización Mundial de la Salud conmemoran el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, con el propósito de recordar que esta realidad puede evitarse si actuamos a tiempo.
El suicidio no solo afecta a quien lo comete, también impacta profundamente a familias, comunidades y sociedades enteras. Cada año, cerca de un millón de personas en el mundo pierden la vida por esta causa; es decir, una persona cada 40 segundos. Por cada caso consumado, se calcula que ocurren al menos 20 intentos.
Resulta alarmante que el suicidio sea la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. Cada pérdida representa a un ser querido: un hijo, un amigo, un padre, un compañero… y deja tras de sí un gran dolor en quienes permanecen.
La campaña global para los años 2024, 2025 y 2026 lleva por lema "Cambiar la narrativa", invitando a sustituir los prejuicios y estigmas en torno al suicidio por una visión basada en la empatía y la comprensión.
Uno de los mayores obstáculos para la prevención es precisamente el estigma: muchas veces se interpreta erróneamente como un acto de debilidad o egoísmo, lo que hace que quienes tienen pensamientos suicidas callen y no busquen apoyo.
El suicidio es un fenómeno complejo influido por múltiples factores: psicológicos, sociales, ambientales y biológicos. Algunos de los más comunes son:
En niños y adolescentes: antecedentes familiares de problemas psiquiátricos, depresión, consumo de sustancias, pérdida de un ser querido o aislamiento social.
En adultos: conflictos en las relaciones, violencia doméstica, estrés familiar, enfermedades mentales y adicciones.
En personas mayores: depresión, enfermedades dolorosas o incapacitantes, así como el aislamiento social y familiar.
Cada caso es único, y comprender la realidad de cada persona es clave para poder ofrecer ayuda y evitar conductas suicidas.
Aunque no siempre es evidente, algunas conductas pueden indicar que alguien piensa en el suicidio:
- Hablar de querer morir o expresar frases como "quisiera no haber nacido".
Buscar medios para hacerse daño.
Aislarse o mostrar cambios bruscos de humor.
Expresar desesperanza o impotencia.
Consumir alcohol o drogas en exceso.
Alterar sus rutinas o realizar actos imprudentes y autodestructivos.
Despedirse de sus seres queridos como si fuese definitivo.
Si detectas estas señales, conversa con la persona, ofrécele apoyo y motívala a buscar ayuda profesional.
Si estás pasando por una situación complicada, no te quedes en silencio. Comunícate con la línea de ayuda del Ministerio de Salud Pública #CuidatuSaludMental al 809-200-1400. Un equipo de profesionales está disponible para escucharte y ofrecerte apoyo, garantizando privacidad y confidencialidad.